Historia de terror informático
Cuenta una leyenda, hace mucho, mucho tiempo, en la época antes del desastre del Windows Vista, cuanto todo el mundo usaba XP y la vida era mejor, había un estudiante de informática chateando una noche de Halloween. Estaba solo en su casa. Toda su familia había ido disfrazada a la calle a hacer el ganso. Su escritorio estaba plagado de páginas web, de ventanas del messenger y de un juego multijugador a tiempo real ambientado en la fantasía de Tolkien. El icono del Emule resplandecía como una vela tenebrosa al lado del reloj de windows, indicando que un sinfín de archivos estaban bajándose. En una ventana de Firefox, un capítulo de Cálico electrónico entretenía a nuestro protagonista mientras se completaba la barra de carga del juego, minimizado para no molestar a las demás tareas del ordenador.
Así se encontraba este friki cuando de repente, sin ningún mensaje de error ni sonido de emergencia, el capítulo de cálico se detuvo a la mitad. Su primera reacción fue echarle la culpa al sistema operativo por no poder cargar las veinte ventanas abiertas a la vez. Sin embargo, mientras el icono de "cargando" seguía vigilante en la esquina del video, cometió el error de cambiar a la ventana del juego online. El terror corrió por su cuerpo cuando descubrió el satánico mensaje que había en la pantalla: "Error de conexión". Angustiado, pulsó CTRL+TAB para volver al escritorio y ver como estaba el icono de la conexión Wifi. En ese momento, la mano temblorosa del puntero se acercó a la terrorífica escena que acontecía la barra de tareas. El emule estaba desconectado, las páginas web no cargaban, las ventanas del messenger tenían la zona de escritura en gris... y lo más terrorífico de todo: ¡el icono de la conexión wifi tenía una cruz roja!
El muchacho no sabía qué hacer. El miedo le impedía concentrarse. Notó como el frío helado de alguien que no tiene internet le recorría las entrañas. Sin embargo, después de pasar unos segundos eternos sin reaccionar, decidió adentrarse en el mundo exterior a su habitación en busca del router. Era la única solución posible. Abrió lentamente la puerta y cruzó el pasillo que lo separaba del salón. Se acercó a la esquina donde esperaba encontrar la caja blanca apagada y sin emitir señal. Pero no era así. Las luces, de un verde intenso, le indicaban que el problema no estaba ahí. El mundo se le vino encima. No podía estar en esas condiciones, sin descargas, sin serie, sin juego, sin internet! cayó al suelo temblando y sollozando, intentando encontrar una solución en su cabeza para que todo volviera a la normalidad. No tenía fuerzas para moverse y mucho menos para levantarse. Sólo pensaba, y pensaba. Dos años en la facultad de informática no lo habían hecho inmune a estas situaciones. Pero, justo antes de caer en la desesperación, una última idea desesperada vino a su cabeza: el número de la asistencia técnica de telefónica! Alargó la mano y cogió el teléfono. Después de la cantidad ingente de publicidad que echaban por la tele de telefónica, el número de atención al cliente estaba grabado en su cabeza como la inscripción al anillo único de Frodo. Marcó el teléfono.... un tono.... dos tonos.... tres tonos.... Un mensaje grabado de una voz femenina perforó su cabeza como un taladro "Lo sentimos, el Servicio Técnico 24H de Telefónica está inactivo".
Cuentan los antiguos que lo encontraron a la mañana siguiente sentado en el suelo del salón petrificado con el teléfono en la mano. En la pantalla de su ordenador, antes de que lo apagaran para guardarlo, se podía leer un mensaje amarillo que salía del icono de conexión y que decía: "Conectado correctamente a Wlan_D3".
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